Como bien sabemos, el karate es practicado como un deporte por muchos seguidores en el planeta, sin embargo, muchos practicantes tienen en el corazón el código de ética del Bushido, el camino del guerrero, y no dudan en integrarlo en su práctica diaria. De esta forma, para ellos, el karate se convierte más en un arte de vivir que en un simple deporte y su práctica se extiende no solo hacia el dominio del cuerpo, sino también del espíritu.

Bushido: el camino del guerrero

Este código de Bushido, el camino del Guerrero, es históricamente el código de honor de la casta militar japonesa del samurai que realmente surgió durante el período Heian en el siglo XII. La aparición del término “Bushido”, como tal, data del siglo XVI cuando Japón fue devastado por guerras civiles. Fue estandarizado en el siglo 17 durante el período Tokugawa, donde el samurai fue comparado con un ejemplo vivo real.

Actualmente, esta arte marcial se practica en todas partes del mundo, no solo como defensa personal o deporte, al igual que Krav Maga, y otras disciplinas de autodefensa, sino que también se persigue con su práctica el enriquecimiento del ser interior a través del desarrollo espiritual.

9 virtudes del Bushido: el código moral

El código moral es un resumen de Bushido. Es el camino del guerrero, el código de honor y la moral tradicional que gobierna todas las artes marciales. El deber de todos, ya sea un practicante, líder o maestro, es absorber estos principios para poder mantenerse vivos. En consecuencia, debe ser un embajador de la disciplina y el espíritu al que ésta se refiere.

Meiyo – Honor, Gloria

Es la cualidad esencial. Nadie puede pretender ser Budoka (Guerrero en el sentido noble del término) si no tiene una conducta honorable. Del sentido del honor fluyen todas las demás virtudes. Requiere respeto por el código moral y la búsqueda de un ideal, para tener siempre un comportamiento digno y respetable. Condiciona nuestra actitud y forma de ser hacia los demás.

Chu – lealtad

No hay honor sin fidelidad y lealtad a ciertos ideales y a quienes los comparten. La lealtad simboliza la necesidad ineludible de cumplir sus promesas y cumplir sus compromisos.

Makato – sinceridad, honestidad, modestia

La fidelidad requiere sinceridad en palabras y hechos. La falsedad y la ambigüedad generan sospecha, que es la fuente de toda desunión. En karate – do, la salvación es la expresión de esta sinceridad, es el signo de alguien que no oculta sus sentimientos o sus pensamientos, de alguien que sabe que es auténtico.

Yu  – Coraje

La fortaleza que desafía el peligro y el sufrimiento se llama coraje. Este coraje que nos empuja a hacer cumplir, en todas las circunstancias, lo que parece justo, y que nos permite, a pesar de nuestros miedos y temores, enfrentar todas las pruebas. La valentía, el ardor y, sobre todo, la fuerza de voluntad son los soportes de este coraje.

Jin – amabilidad, amabilidad

La amabilidad y la benevolencia son las marcas de este coraje que denota una alta humanidad. Nos alientan a ayudarnos unos a otros, a estar atentos a nuestro prójimo y a nuestro entorno, a ser respetuosos con la vida.

Ken – Modestia y Humildad

La amabilidad y la humildad no puede expresarse sinceramente sin moderación en la apreciación de uno mismo. Saber ser humilde, libre de orgullo y vanidad, sin pretensiones es la única garantía de modestia.

Gi – Justicia

Significa seguir la línea del deber y nunca desviarse de ella. La lealtad, la honestidad y la sinceridad son los pilares de esta justicia. Nos permite tomar una decisión justa y razonable sin ninguna debilidad.

Rei – Respeto

La justicia genera respeto por los demás. La cortesía es la expresión de este respeto debido a los demás, independientemente de sus cualidades, debilidades o posición social. Saber cómo tratar a las personas y las cosas con cuidado y respetar lo sagrado es el primer deber de un Budoka porque evita muchas disputas y conflictos.

Seigyo – Autocontrol

Esta debe ser la cualidad esencial de cualquier cinturón negro. Representa la posibilidad de controlar nuestros sentimientos, nuestros impulsos y controlar nuestro instinto. Este es uno de los principales objetivos de la práctica del Karate-Do, porque condiciona toda nuestra efectividad. El código de honor y la moral tradicional que se enseña en Karate-Do se basa en la adquisición de este dominio.

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