Un amigo es alguien con quien compartes un sentimiento de afecto cercano. Generalmente, este vínculo se fundamenta en compartir intereses comunes, lo cual es particularmente cierto en las artes marciales, cuyos estudiantes a través de su pasión por la disciplina que practican, el compromiso de superación personal, el espíritu aventurero y las experiencias compartidas, logran establecer sólidos lazos de amistad que suelen perdurar de por vida.

La práctica de las artes marciales fomenta la amistad

Son muchas las personas que creen que, por el hecho de ser rivales, los competidores que luchan entre sí son enemigos, pero la verdad es que esta “enemistad” casi nunca se ve, ya que los artistas marciales comprenden cómo mantener separada la acción del dojo, ring o gimnasio de la vida personal.

Los artistas marciales suelen formar lazos de amistad y se apoyan porque conocen en carne propia lo que se necesita para competir en ese nivel, los sacrificios y el esfuerzo que se requiere, y también entienden los nervios, la preparación y las decepciones.

Incluso si no llegan a consolidar una amistad cercana, es frecuente ver artistas marciales que pasan el rato compartiendo, siempre teniendo un profundo respeto y empatía hacia los demás, un sentimiento común que definitivamente vale la pena mantener vivo.

¿Por qué los artistas marciales hacen buenos amigos?

Si tienes un amigo que es un devoto artista marcial, del tipo que asume la disciplina como un estilo de vida, considérate afortunado, porque los artistas marciales son los mejores amigos. ¿Quieres saber por qué?

Superación personal

¿Qué es un cinturón negro sino un cinturón blanco que no se rindió? “Kung fu” significa literalmente «trabajo duro» en chino. Los artistas marciales no practican su disciplina porque sea fácil, sino por darle la bienvenida al desafío constante. 

El enfoque de un artista marcial no se orienta exclusivamente a competir y ganar trofeos, sino en esforzase en ser una versión mejorada de sí mismo mediante un entrenamiento que tiene como propósito la superación personal a través el desarrollo físico, mental y espiritual.

Esta visión fomenta el compañerismo, la solidaridad y la camaradería en torno a al objetivo común: ser lo mejor que puedas ser; y si decaes, no faltará quien te tienda la mano y te ayude aprender y seguir intentándolo.

Código de honor

El respeto y la disciplina no son solo parte del vocabulario de un artista marcial, son palabras esenciales del código de honor que guía su vida. Cada arte marcial tiene un conjunto de valores que inculca a sus practicantes. Cualidades como la lealtad, la perseverancia, el autocontrol, el respeto, la compasión y la amabilidad, entre otros, son virtudes que se fomentan con el entrenamiento y que son plenamente compatibles con los principios de amistad.

La mayoría de las artes marciales, particularmente las de origen oriental, integran la filosofía y la meditación como elementos de formación. La filosofía te enseña a soltar el ego y racionalizar tus acciones, mientras que la meditación te enseña a ser consciente de ti mismo y a conectarte contigo mismo. Alcanzar estos estados mentales forja una actitud de generosidad y buena voluntad, elementos que promueven el entendimiento, la empatía, la armonía y la fraternidad.

Asimismo, los artistas marciales que están acostumbrados al sparring saben cómo controlarse para no lastimar al compañero. Del mismo modo, están capacitados para proteger, no perjudicar o lastimar, a otros, por lo que son personas en las que se puede confiar, uno de los “ingredientes” que mejor incentiva la formación de lazos de amistad.

En conclusión, las artes marciales brindan un entorno que alienta y facilita la formación y consolidación de lazos de amistad basados en la comprensión y el respeto mutuo, creando amigos que se apoyan para crecer en todos los sentidos y triunfar juntos.

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