¿Aprender defensa personal puede ayudarte a elevar tu autoestima? La respuesta es un contundente sí. 

Si nos vamos a la definición básica de autoestima, como la que conseguimos en cualquier diccionario, podemos conceptualizarla como el aprecio, percepción o consideración que nos tenemos hacia nosotros mismos, como seres individuales.

Los psicólogos la definen como la autovaloración, autorespeto y el propio reconocimiento de nuestras capacidades. ¿Cómo podemos fortalecer estos valores acudiendo a un dojo o recibiendo clases de autodefensa?

La autoestima y sus atacantes

Cuando la autoestima es saludable, se actúa y se piensa de forma positiva y motivada. Nos lleva a tomar las riendas de nuestro destino, confiando en lo que somos como persona.

Sin embargo, muchas situaciones pueden afectar nuestra estima personal y hacernos sentir débiles, vulnerables o con menos valía. 

El acoso sexual, escolar o laboral, o convivir con personas o parejas tóxicas pueden arruinar la autoestima. Igualmente, haber sido objeto de amenazas psicológicas, asaltos o de ataques físicos o verbales pueden arruinar nuestra autopercepción.

Otros factores como la rutina, los compromisos diarios, el estrés, la ansiedad y las interrelaciones sociales demandantes pueden llevarnos a esa sensación de estancamiento, a creer que valemos menos o que no somos capaces de superarnos.

Hay muchas maneras de romper con este círculo vicioso y una de ellas es que aprendas a defenderte, ganar fuerza y saber cómo actuar de forma más consciente ante situaciones hipotéticas o de riesgo.

Aprender defensa personal 

Dominar un arte de defensa personal no implica necesariamente años de estudio y largas horas de constante ejercitación. Tampoco es un terreno solo para hombres. 

Al contrario, desde los orígenes del Budo las mujeres han recurrido a ello para salvaguardar  su integridad y su vida.  

La morfología femenina y las habilidades psicológicas y mentales permiten a muchas mujeres escalar a niveles técnicos de gran precisión y contundencia. 

Y si vamos a lo que puede hacer por tu cuerpo, es evidente que la práctica de un arte de autodefensa ayuda a mantenerse flexible, relajado y con un peso más sano. Si rebajamos y nos sentimos mejor, naturalmente nuestra autoestima también se verá recompensada. 

Lo mejor de todo es que aprender algún tipo de protección no requiere de grandes esfuerzos, pues el objetivo es brindar herramientas fáciles de aplicar, adaptadas al tamaño, contextura, edad, desventajas físicas o fragilidad. 

Incluso, tener una discapacidad no excluye de aprender defensa personal.

Lo que necesitas saber

Para iniciarte en la práctica de algún tipo de autodefensa, debes saber que existen muchas disciplinas de donde escoger. Tienes el karate, el krav magá, el hapkido, el boxeo, jiu-jitsu y muchísimos más. 

Hay clases de defensa personal que en solo 3 meses te ayudarán a zafarte de situaciones potencialmente riesgosas. 

Y aunque te sientas como Jean-Claude Van Damme o Lucy Liu después de tomar varias de estas clases, es importante que sepas que el fin de estos entrenamientos es elevar tu confianza y las posibilidades de escapar de tus agresores. 

Finalmente, recuerda que:

  • Te ayuda a trabajar todo tu cuerpo: desde los brazos, piernas hasta los glúteos y cintura, no hay un centímetro que no reciba los beneficios de todo buen arte de defensa personal.
  • Te ayuda a quemar calorías y divertirte: ¿sabías que puedes quemar hasta 2.000 calorías entrenando por 90 minutos? Lo mejor es que tu cuerpo te lo agradecerá. Podrás definir mejor tu silueta y ver cambios positivos antes de los 3 meses.
  • Eleva tu autoestima: Y sí, te da mucha confianza, seguridad y equilibrio para tu bienestar psicológico, físico y espiritual. Desde el primer día verás cambios favorables y no querrás perderte tu clase semanal.

No hay nada mejor que vivir la vida sin miedos. Aprender defensa personal te ayudará a detectar tus debilidades y las de tu atacante, así como a mantener el control en todo momento. 

¿Te apuntas?

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