¿Sabes cuáles son los puntos débiles que pueden facilitar que te zafes de una agresión? Para el éxito de cualquier táctica de defensa personal femenina es importante enfocarte siempre en esas zonas endebles que tiene tu agresor.
Si bien es difícil mantener la calma cuando la persona que te quiere hacer daño te dobla en tamaño o es muy fuerte, hay cosas hacia las que debes dirigir tu atención para aplicar con mayor efectividad tu estrategia de contraataque.
Conoce qué hacer y cómo debes reaccionar para salvar tu integridad física en una situación violenta o potencialmente riesgosa.
Las zonas claves de la defensa personal femenina
Para salir con éxito de un intento de agarre, ahorcamiento o cualquier situación peligrosa, debes actuar rápido. Para ello, trata de escanear velozmente a tu agresor.
Enfócate primero en los órganos que no tengan músculo ni grasa de por medio y por tanto, son más vulnerables, aún en personas fuertes. Estas áreas son:
- Los ojos
- La nariz
- La tráquea
- Los laterales del cuello
- Los genitales
- El diafragma
Nadie es una pared de acero para no sentir dolor en estas zonas. Una mujer molesta y decidida, con la velocidad y la presión de ambos pulgares, penetrando en los ojos de un agresor es un arma de defensa muy efectiva.
Estas se cuentan entre las tácticas más sencillas para bloquear a alguien que se te abalanza y te quiere hacer daño de cerca. Esto es algo que puedes aprender en una clase de krav magá o en cualquier otra donde te pueden enseñar autodefensa básica.
¿Cómo atacar los puntos débiles del agresor?
Recuerda que todos los ataques deben dirigirse a las zonas vulnerables del agresor. De tu velocidad de respuesta y la práctica dependerá la efectividad de tus movimientos.
Si te anotas en un curso de krav magá, entre las primeras cosas que aprenderás es la reacción explosiva, es decir, ir en segundos de 0 a 100% en tu nivel de respuesta (golpe o presión como contraataque).
Esto significa pasar de mujer calmada a reaccionar con fuerza y velocidad para asestar uno o varios golpes en seguidilla.
Para golpear, presionar y hacer daño al atacante debes valerte de las cinco áreas más fuertes que tienes. Estas son tus rodillas (y canillas), los pulgares y falanges, los codos, la frente y los antebrazos.
Puedes combinar varios movimientos para hacer el mayor daño posible y dejar adolorido a tu atacante.
Lo primero que debes hacer es tomar una posición de defensa. No te coloques de frente, si no de lado hacia tu atacante, con las piernas abiertas y las manos extendidas frente a tu cara. Si la persona se abalanza hacia ti, responde partiendo de esa posición.
Busca presionar los ojos
Intenta sujetar rápidamente la cabeza del atacante, poniendo tus manos a los lados de sus orejas o quijada y presiona muy fuerte sus ojos con los pulgares.
Da un puñetazo en la nariz
Aplica un puñetazo certero directo, rápido, explosivo hacia la nariz, desde cualquier dirección. Improvisa y no dejes de golpear varias veces hasta que puedas escapar.
Golpe en la tráquea
Si la oportunidad se da, asesta un golpe con las falanges directo a la tráquea, debajo de la manzana de Adán. Si golpeas fuerte, puedes dejar a la persona con asfixia temporal y podrás correr.
Latigazo en los laterales del cuello
Desde la posición inicial, coloca tu mano al lado de tu oreja y asesta un golpe veloz con la mano en diagonal alrededor del cuello del atacante. La dirección del golpe es diagonal y hacia abajo. Esto puede desequilibrarlo al afectar el nervio vago.
Rodillazo o patada en los genitales
Intenta golpear muy fuerte los genitales, valiéndote de tu pierna más ágil. Aplica un rodillazo si la persona baja la cabeza.
Codazo en el diafragma
Los golpes con el codo son dolorosos en el medio del pecho (diafragma), en la cara, en la tráquea. Válete de tus codos para causar daño en las áreas que estén más a tu alcance en esas circunstancias.
En todos estos movimientos, lo importante es no titubear y aplicar la mayor fuerza en un solo golpe o en ráfaga, para atontar a tu atacante y escapar.