Una de las preguntas más frecuentes sobre el entrenamiento de artes marciales es si funcionan en situaciones reales como las peleas callejeras. A decir verdad, la respuesta no es simple y depende de varios factores.

Por ejemplo, varios estilos de artes marciales son más adecuados para las peleas callejeras. Algunos clubes de artes marciales se enfocan más en ganar competencias y medallas para sus estudiantes que en enseñar métodos prácticos para lidiar con un ataque callejero.

Estudiar un arte marcial implica mucho más que aprender a bloquear, golpear y patear. Los años de estudio mejoran los niveles de condición física y los tiempos de reacción, y desarrollan la capacidad de lidiar con los aspectos mentales de la confrontación y el combate.

A pesar de lo que muchas personas creen, los expertos en artes marciales harán todo lo posible para evitar las peleas y son reacios a usar sus habilidades hasta que se convierta en un último recurso. Los siguientes mitos ayudarán a aclarar la verdad sobre si las artes marciales funcionan en las peleas callejeras.

Un cinturón negro siempre ganará una pelea callejera

Alcanzar un cinturón negro en un arte marcial es un gran logro. En promedio, tan solo una de cada cien personas que se inscriben en las clases lo consigue. Durante los años de entrenamiento, además de las técnicas de autodefensa, un estudiante desarrollará fortaleza mental y aprenderá sobre sí mismo.

No obstante, llevar cinturón negro no convierte a nadie en un luchador invencible. Ser tomado por sorpresa, tener que lidiar con múltiples atacantes y la influencia que pueden tener el alcohol o las drogas sobre un agresor callejero puede representar un desafío incluso para el artista marcial más hábil.

Las artes tradicionales no tienen valor en los ataques callejeros.

Las artes marciales tradicionales tienen sus raíces en las tácticas de combate utilizadas en el campo de batalla. Los métodos de enseñanza modernos pueden haber suavizado la aplicación de estas técnicas, pero aún pueden ser eficaces en las peleas callejeras.

Por ejemplo, el judo le enseña a un estudiante cómo usar la fuerza y ​​el peso de un atacante contra él mismo. En este sentido, las artes marciales más orientadas al agarre, que ponen énfasis en el apalancamiento y la ejecución de derribos para neutralizar a los atacantes, pueden ser muy útiles en una reyerta callejera.

Las peleas pueden durar minutos

Si bien las películas de Hollywood nos han hecho pensar esto, la realidad es que la mayoría de las peleas callejeras terminan en pocos segundos, frecuentemente con el primer golpe. Un artista marcial está entrenado para bloquear y alejarse de los ataques iniciales, y esto aumenta las posibilidades de supervivencia y ofrece una clara ventaja.

Los ataques violentos pueden ocurrir en cualquier momento y lugar

Esta afirmación hace que algunas personas vivan con miedo a ser asaltadas dondequiera que vayan. Con toda honestidad, la violencia rara vez es aleatoria y la mayoría de las agresiones tienen lugar en áreas donde las tasas de criminalidad están por encima del promedio.

Los estudios indican que los delincuentes suelen elegir a sus víctimas basándose en selectores predeterminados, como la impresión percibida de que es menos probable que se defiendan o que tengan algo valioso, indicadores étnicos, etc. Por tanto, la conciencia del entorno impartida a los estudiantes de artes marciales es clave para evitar la violencia en las calles.

Hay una gran diferencia entre estudiar un arte marcial y aprender algunas técnicas de autodefensa callejera. El entrenamiento en cualquiera de las artes marciales te enseña métodos de combate, pero también desarrolla autodisciplina y tu fuerza mental.

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