El hecho de entrenar algún arte marcial implica mucho más que aprender movimientos y técnicas, aprovechar los beneficios físicos o familiarizarse con la mecánica de la disciplina. A eso, se le incorpora el elemento mental, el cual representa un aspecto crucial del entrenamiento. Seguidamente, hacemos un breve repaso de otros aspectos mentales involucrados en las artes marciales.

Solo para restaurar el orden y la armonía

La mayoría de las artes marciales tiene un aroma de ironía, ya que inculcan en sus estudiantes lanzamientos y maniobras agresivas para derrotar a uno o varios oponentes estén armados o no. Krav maga puede ser un buen ejemplo; este es un sistema de defensa personal que se distingue por la poca delicadeza con que se aplica la agresión para neutralizar una amenaza.

El punto a recordar en el entrenamiento de artes marciales es que tal agresión rara vez es violencia por la violencia. Para la mayoría de las artes marciales, el objetivo de usar la fuerza es solo para contrarrestar un acto inicial de agresión; muy pocas artes marciales fomentan o utilizan la agresión preventiva.

Muchas artes marciales, especialmente aquellas con un enfoque u origen oriental, adoptan el concepto de armonía o equilibrio (el Aikido es un buen ejemplo de esto). La agresión que se aprende se utiliza para contrarrestar la violencia y, por lo tanto, para restaurar el orden y la armonía en una situación dada.

En tales artes marciales, promover la armonía, tanto externa como internamente, es una parte clave de su espíritu; y el uso de la fuerza, aunque suene irónico, es meramente un método para promover la paz y la armonía.

Conexión entre la violencia y la paz

Comprender la extraña conexión entre la violencia y la paz en el entrenamiento de artes marciales te hace entender mejor la disciplina que practiques. Sobre todo, un estudiante tiene que entender que lo que está aprendiendo no es una forma de violencia, sino un sistema muy controlado de maniobras agresivas.

Contar con el entendimiento de que lo que está aprendiendo en el entrenamiento de artes marciales es por la paz y la armonía, en lugar de una forma de violencia, fomenta en el estudiante un sentido de autodisciplina y concentración.

De hecho, comprender mejor su arte marcial mediante la apreciación de su filosofía hará que el estudiante se sienta más entusiasta y receptivo. Asimismo, es imperativo que todo estudiante entienda que está aprendiendo una disciplina que se ha estudiado y practicado, en algunos casos, durante cientos de años; lo que amerita mostrar respeto y humildad, dos aspectos mentales que las artes marciales priorizan en sus estudiantes.

Un viaje de descubrimiento y desarrollo personal

En definitiva, practicar un arte marcial involucra más que aprender lanzamientos y movimientos de defensa personal. La filosofía y la mentalidad que se fomentan en el estudiante lo enriquecerán independientemente del grado que alcance.

La filosofía adquirida por un estudiante entusiasta en el entrenamiento de artes marciales le hará darse cuenta de que no se trata simplemente de calificaciones y cinturones, sino que es un viaje continuo de descubrimiento y desarrollo personal, con el añadido de que obtendrá conocimientos, pasará tiempo con un gran grupo de personas, ponerse en forma y además, divertirse.

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