Al comenzar a entrenar una disciplina de defensa personal, es normal estar nervioso. Al principio, sentirás mucha incomodidad con los nuevos movimientos, dolor en los músculos que rara vez se usan, y tal vez sientas fatiga y cansancio al comenzar. Sin embargo, recuerda que estos dolores no deben ser una barrera que te impida continuar. Con el tiempo, todo se vuelve más familiar y pronto podrás reconocer y te sorprenderás de todos los beneficios que puedes obtener al practicar autodefensa.

Beneficios de la autodefensa

Además de adoptar nuevas habilidades en los movimientos, visuales reflejos, etc., los beneficios para la salud física y mental, con una práctica de defensa personal son numerosos.

Siempre tienes un buen estado de ánimo

El aspecto muy importante del entrenamiento de defensa personal es en realidad la preparación de la mente. Al entrenar, preparas tu mente y tu cuerpo para sentirte siempre activo y animado a hacer frente a las amenazas que ponen en peligro tu vida o la de terceros.

En la sociedad actual, la ayuda de cuerpos policiales, etc., no siempre está disponible. Es por ello que una práctica de defensa personal es imprescindible para accionar automáticamente tus habilidades cuando te encuentras bajo la presión de una situación estresante, en particular en el caso de un ataque o una situación de supervivencia.

El estrés dificulta la adaptación a circunstancias que no se han presentado antes o a las que no estás preparado para afrontar. Por eso, es importante saber defenderte. Al entrenar y prepararte para el peor de los casos, aumentará tus posibilidades de supervivencia en caso de que surja tal situación y dejarás los episodios de estrés a un lado.

Mejora tu salud

Participar en un entrenamiento de defensa personal es una gran alternativa al ejercicio físico. El entrenamiento mejora la actividad del corazón así como el funcionamiento de los pulmones, lo que conducirá a un sistema cardiovascular más potente y eficiente. Cuando entrenas y empujas tu cuerpo, todo tu sistema musculoesquelético está involucrado y entonces tus músculos también se vuelven más fuertes. Además, las sesiones mejorarán tu flexibilidad y ayudarán a algunos a controlar el peso.

Puedes hacer un mejor enfoque mental

Además de tu cuerpo, también entrenas tu mente, que es otro gran beneficio. Como parte de tu formación en defensa personal, aprenderás a tomar decisiones eficientes y actuar con determinación en situaciones peligrosas. Esta confianza se verá reflejada en tus actividades diarias y te volverás más disciplinado y orientado a objetivos. Con una práctica regular de defensa personal, podrás encontrar paz en la capacidad de cuidarte a sí mismo y esto se podrá reflejar en tus interacciones diarias.

Es una gran forma de socializar

Las lecciones de defensa personal son como cualquier otra disciplina de artes marciales. El trabajo que le dediques, solo o en grupo, influirá directamente en lo que obtendrás de tu formación. Construirás relaciones interpersonales con tus compañeros basadas en desafíos y experiencias compartidas. Esto te da como resultado una red de apoyo que se extiende más allá de la formación y que posiblemente, se mantenga de por vida.

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