Cuando hablamos de que las artes marciales infunden principios de ética o que sus practicantes muestran un comportamiento ético, ¿a qué nos referimos?

La ética puede describirse como un comportamiento social de alto nivel que encarna el espíritu de las artes marciales. Implica la capacidad de un artista marcial para incorporar su cuerpo y mente, no solo en su capacidad para desempeñar una técnica, sino también para guiar sus acciones y juicios cotidianos con rectitud, tanto en palabra como en acción.

Artes marciales: ética y principios éticos

La ética y los principios éticos se derivan de los elementos tradicionales y culturales de un arte marcial, teniendo en cuenta la sociedad moderna y sus leyes. En este sentido, es de gran importancia el concepto de no violencia, respeto y cortesía hacia los demás, lealtad a la familia, a los amigos y el país, así como la tolerancia de quienes tienen ideologías diferentes.

Muchos instructores predican constantemente el concepto de ética a sus estudiantes, pero la mejor manera de transferir estos valores es a través del ejemplo. Hacer que los estudiantes memoricen los principios del Kárate, Taekwondo u otro arte marcial con el propósito de celebrar una ceremonia o pasar una prueba, no ayuda al desarrollo de estos principios si no se demuestran con el ejemplo.

El comportamiento y los principios éticos no se pueden imponer a nadie en poco tiempo, sino que deben cultivarse con un liderazgo que produzca un cambio a largo plazo en el pensamiento y el estilo de vida de los estudiantes.

Virtudes morales y sociales

Un exponente competente de las artes marciales no solo debe ser un atleta altamente capacitado en el combate, sino también un ciudadano honrado de su comunidad, con altas virtudes morales y sociales. El objetivo de cualquier instructor debe ser desarrollar no solo grandes practicantes y embajadores de su estilo particular, sino también personas de alto carácter.

Tener la capacidad de patear, golpear, barrer, bloquear, usar armas y dominar otras formas de combate implica contar con habilidades meramente físicas que pueden desarrollarse independientemente de los principios éticos. Esto es lo que diferencia a un verdadero artista marcial de un peleador callejero.

La mayoría de las organizaciones de artes marciales tienen sus propias reglas o un código de conducta que proporciona pautas de comportamiento y expectativas de sus estudiantes. Pero, ¿qué pasa con los instructores y los rangos más altos dentro de esas organizaciones?

Instructores como modelos a seguir

Los estudiantes admiran a sus maestros e instructores, al considerarlos personas que han alcanzado un nivel superior de conciencia y moralidad, por lo que son vistos como individuos de gran disciplina y habilidad que luchan por la paz, el amor y la justicia, personas de intelecto, sabiduría y previsión superiores.

Con esto en mente, los instructores y maestros experimentados deben ser conscientes de su responsabilidad social y de la profunda influencia que pueden tener en el seguimiento de los estudiantes, que suelen reflejar su comportamiento y actitudes, en una búsqueda por ser como ellos.

Esto puede ser una gran cualidad si el instructor o maestro muestra todas las cualidades mencionadas, pero también puede ser potencialmente desastroso si el instructor muestra muchos de los defectos y carencias de la sociedad actual, e incluso víctima de sus muchos vicios.

Cualidades éticas clave en las artes marciales

Muchas artes marciales han adoptado sus códigos éticos de sociedades y prácticas tradicionales, por lo que la mayoría de los códigos de conducta basan sus enseñanzas en cualidades éticas como el respeto, la humildad, la honestidad, la valentía, la compasión, la sinceridad y la lealtad, atributos que detallaremos en próximas publicaciones.

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