Continuando con el post anterior, aprender artes marciales como el karate tiene muchas ventajas psicológicas, educativas y físicas para nuestros niños. Esto los convierte en herramienta clave para el crecimiento integral, saludable y feliz de los pequeños y jóvenes.
Entre estos beneficios puntuales que todo padre y docente deben conocer, tenemos el desarrollo de habilidades psicomotrices, el equilibrio corporal, mejor postura y manejo más óptimo del espacio y desplazamiento. No podemos obviar las recompensas desde el punto de vista de la autoestima y la diversión que estas prácticas ofrecen a nuestros niños y adolescentes.
Veamos ahora, más en detalle, cómo el kárate infantil y otras disciplinas te pueden ayudar con la educación de los niños.
El karate es diversión y aprendizaje
Entre los objetivos de la educación se encuentran transmitir conocimientos, incentivar la capacidad de explorar y motivar a los alumnos. Todo esto se cumple en una clase de artes marciales.
En el caso de los niños, asistir a una práctica de karate infantil, por ejemplo, es particularmente especial para la enseñanza y el aprendizaje en un entorno lúdico. En cada clase se tienen elementos como la diversión y sana recreación en un ambiente de socialización con chicos de su misma edad.
Así, mientras aprenden técnicas de autodefensa y combate, los niños se divierten y asimilan con mejor disposición los conocimientos. Una clase nunca es igual a otra y es casi imposible aburrirse, porque exige la activación de los cinco sentidos.
Favorece la disciplina y coordinación
Las artes marciales enseñan a los niños que cada cosa tiene su lugar y su momento. Es muy frecuente que los padres lleven a los niños a una escuela de karate para que sepan cómo comportarse, aunque no es lo único que aprenderán.
Básicamente, en las artes marciales, los ejercicios favorecen una mejor coordinación concentración, equilibrio corporal, postura y precisión en los movimientos. De esta forma, la práctica constante los ayudará a mejorar su percepción espacial y temporal, la lateralidad y la psicomotricidad. Esto influye en otras áreas claves como el aprender a leer y escribir bien.
Coordinar los movimientos de las piernas con los brazos, respirar apropiadamente, reaccionar y desplazarse a ciertas posiciones ayuda a disciplinar el cuerpo y la mente.
Habrá muchos momentos en los que los chicos deberán seguir las “reglas del juego”, los patrones, mantener la disciplina de grupo y comportarse.
Motivación para subir de rango
El uso de cinturones de colores es algo que no estaba contemplado en las artes marciales antiguas. Hoy la escala de cintos y colores es una herramienta muy eficaz para motivar a los alumnos a seguir avanzando hacia grados superiores.
Desde la implementación de este sistema por grados y colores, el karate y otras artes de combate formalizaron su vocación educativa. Esto facilita a los alumnos el comprender qué necesitan dominar para alcanzar un rango y sobre todo, que este esfuerzo y constancia les será recompensado. Este es un aprendizaje que les servirá a los niños para cualquier otra faceta de sus vidas.
Estimula la socialización y ayuda a la autoestima
Estar en una clase de artes marciales es una oportunidad excelente para que los niños socialicen, aprendan a valorarse como individuos y tengan mayor interacción física y emocional con personas de su edad.
No solo se gana confianza y seguridad sino que se aprende a confiar en otros y a trabajar en equipo. Les brinda herramientas para combatir el acoso o bullying y a tener la autoconfianza necesaria para saber cómo enfrentarse a retos de diversa índole.
Por estas y muchas otras razones, las artes marciales pueden ser de gran ayuda en toda estrategia educativa, brindando herramientas útiles para una vida activa, responsable y feliz.
Gracias por tu post. Saludos.