El deporte surge como una necesidad, más allá de un tema de salud puede presentarse como un escape de la rutina, o quizá un método para drenar y relajarse ante situaciones diarias que nos tengan estresadas. Son múltiples los motivos que nos llevan a inclinarnos por  algún tipo de actividad física, sin embargo ¿qué nos lleva a querer practicar defensa personal? Las posibles respuestas te las indicamos a continuación. 

Defensa personal femenina, un sinfín de beneficios

La defensa personal como disciplina surge esencialmente para proporcionar herramientas que nos permitan hacer frente a situaciones donde la violencia y nuestra integridad física estén involucradas. Si bien la idea es nunca tener que hacer uso de ellas, el entrenamiento en sí es tan integral que provee de beneficios físicos y mentales a nuestro organismo: 

  • Se aprenden estrategias de defensa: es la principal motivación que nos lleva a apuntarnos en una clase,  y las clases de defensa personal femenina enseñan no solo movimientos y golpes, sino que te instruyen acerca de cómo estar atento a tu entorno para detectar a tiempo situaciones y actuar en consecuencia.
  • Pérdida de peso: como todo ejercicio, la presencia de actividades con cardio acelera el metabolismo y contribuye en la pérdida de calorías. A esto suma que con el tiempo verás tus músculos más tonificados y fuertes.  
  • Se potencia la autoestima: en cada entrenamiento no solo se adquieren habilidades físicas, sino que a medida que estas se van desarrollando, surgen posibilidades de ascender a niveles más avanzados que se traducirán en una mayor confianza personal y orgullo ante el propio mérito. 
  • Se incrementa la disciplina: la cual una vez es adquirida se extrapola a cualquier ámbito personal, dando resultados positivos en aspectos como control de las emociones, capacidad de toma de decisiones, planificación y organización mental. 
  • Nuevos vínculos: el ser humano es por naturaleza un ente social, y el resultado de asistir a entrenamientos de defensa personal femenina te vinculará con nuevas personas, que compartirán sus experiencias ampliando tus horizontes  y limitaciones mentales.
  • Se fomenta el trabajo en equipo: en equipo se llega más lejos y esto lo enseña el deporte, te desarrollarás en un ambiente donde el apoyo mutuo será la clave del éxito tanto a nivel personal como grupal, aunado a un ambiente más ameno, lejos de riñas y con un mundo de aprendizajes por delante. 
  • Es una buena forma de liberar estrés: los ejercicios que involucran las prácticas de defensa personal femenina, son favorecedores a la hora de drenar emociones y tensiones acumuladas, gracias a la liberación de endorfinas que experimenta el cuerpo. 
  • Se controla el miedo y la ansiedad: cuando estamos en peligro, nuestro cuerpo libera hormonas como métodos naturales de defensa, que pueden perjudicarnos si no sabemos cómo controlarlas. Hay estrategias que enseñan a utilizarlas a favor para salir bien parados de un ataque, y son practicadas constantemente en clases de defensa personal. 

Finalmente podemos afirmar que la práctica de defensa personal como actividad deportiva, más allá de clases para saber cómo defenderse de un atacante, se traducen en una sensación de bienestar general, por lo que sin duda lo recomendamos como una práctica que debe formar parte de cualquier rutina.

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