La historia del karate y de las artes marciales está llena de grandes maestros que dejaron una brillante huella. Muchos han inspirado a millones de personas de todas las edades.

Estos 5 maestros hicieron aportes claves a las artes del combate. Sus métodos y técnicas hoy cuentan con la aceptación mundial. 

Funakoshi: el chico débil que impulsó el karate

Gichin Funakoshi es conocido como el padre del karate moderno. Aunque hoy es una de las artes marciales con más popularidad y presencia global, a principios del siglo XX solo era conocida por los habitantes de la pequeña isla de Okinawa, quienes lo practicaban en secreto. 

De niño, fue débil y enfermizo. Con la tutela del maestro Ankho Azato, aprendió el karate-do para ganar fuerza y disciplina. Luego siguió su aprendizaje con el maestro Ankho Itosu.

En los años 20, encabezó las primeras demostraciones públicas del karate en Tokyo, que sorprendieron al fundador del Judo, Jigoro Cano. Con el tiempo, sus alumnos crearon otras vertientes como el Shotokan, Shotokai, Wado Ryu y Kyokushinkai, que permitió la mayor expansión del karate moderno.

Morihei Ueshiba: padre del Aikido

De abuelos samuráis, Morihei Ueshiba creció en el seno de una familia de terratenientes acomodada. Después de la Guerra Ruso Japonesa, se inició con el maestro Sokaku Takeda en el Jujutsu. 

Al entrar en contacto con Onisaburo Deguchi, cabeza de la secta Shintoísta Omoto, Ueshiba cambió por completo su visión de las artes marciales. Le dio un sentido de espiritualidad y no-violencia a la disciplina que le tomó décadas en construir. 

Unificó la filosofía y sentido de iluminación y trascendencia espiritual con el jujutsu de Takeda y el Kenjutsu de la escuela Shinkage. 

Marcó distancia del judo y el kendo, y creó desde su retiro en un santuario, una nueva visión del Budo que llamó Aikido.

Musashi y los secretos de los samuráis 

Las artes marciales de Japón tienen muchos elementos tomados de los samuráis. Miyamoto Musashi fue uno de estos guerreros en el arte del sable y del jitte, que transmitió este conocimiento para el crecimiento del Budo en esta parte de Asia. 

Musashi es el creador de la escuela de Kenjutsu y escribió el Libro de los Cinco Anillos (Go Rin No Sho), clave en las artes marciales. 

Tenía sangre samurái. Fundó su propia escuela (Niten Ichi Ryu) que usaba dos sables en cada mano (uno corto y otro largo). En torno a su figura hay muchas leyendas, entre ellas, que nunca perdió un duelo. Hasta hoy, es el samurái más famoso de todos.

Jigoro Kano: fundador del Judo 

Jigoro Kano contribuyó con el desarrollo de las artes marciales, la educación y el deporte en Japón. También fue uno de los impulsores del espíritu olímpico a nivel mundial.

Graduado en Literatura, Política y Economía en la Universidad de Tokio, estudió jujutsu para compensar su débil contextura y baja estatura. Al fundar su primer dojo (el Kodokan), Kano comenzó a hacer ajustes en el jujutsu. Sentó las bases del judo moderno, incluyendo los katas y el Gonkyo (programa oficial). 

Falleció a los 77 años de neumonía (en 1940) durante un viaje para planificar los Juegos Olímpicos de ese año. Después de la II Guerra Mundial, el Judo pasó a ser incluido por primera vez en el programa oficial de las Olimpiadas de Tokio 1964.

Bruce Lee y el Jeet Kune Do

Lee Jun-Fan (nombre auténtico de Bruce Lee) nació en Estados Unidos. De padre chino y madre asiática-alemana, el joven se inició en el kung fu y Tai Chi en China. 

Fue un muchacho constantemente envuelto en combates cuerpo a cuerpo en las calles. Aprendió del célebre maestro Yip Man las técnicas de combate del kung fu que luego alternó con el Wing Chun.

En Norteamérica contribuyó a expandir las artes marciales, lo cual molestó  a la comunidad china que le criticó que popularizara este conocimiento entre los extranjeros.

Una lesión grave y de larga recuperación le permitió reflexionar y crear su propio sistema de combate: el Jeet Kune Do. 

Aunque Lee es más conocido por ser estrella de cine, su contribución a las artes marciales marcaron un antes y un después, al igual que lo hicieron Ueshiba, Kano, Musashi y Funakoshi.

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